domingo, 30 de septiembre de 2007

Vino desde lejos, de la nada.
Nada complacía su esencia. Nada.
Precisaba un trabajo, un jornal,
Sólo eso necesitaba.

Jadeante de su andar aventurero,
se tendió bajo la parra.

Un tibio sol de mañana
barnizó su rostro hambriento.
La vid se ofreció gustosa a ser alimento.

Pies descalzos en el fruto
se estremecen en serio duelo.

La agitación del racimo
Es hoy el vino del hombre obrero.

Ushuaia
12-01-01

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