sábado, 29 de septiembre de 2007

Quizá no tengamos oportunidad
de ver corretear a nuestros chiquillos,
pero no podemos perder el tren
que nos lleva a maravillosos lugares
donde sólo el amor puede tocarnos,
elevarnos, darnos vuelta
y marchitarnos,
para, luego, volver a renacer.

No perdamos el tiempo
dejando correr al tiempo.

El tren se va y nosotros
aún no nos encontramos en la estación.

No hay comentarios: