lunes, 17 de marzo de 2008

El silencio...

El silencio fue necesario entonces para aclarar lo que no se decía, pero las palabras estaban allí estallando a cada instante en su mente, confundida ante tanta ambigüedad.
Fue así que aprendió a descifrar los signos, los mismos que los acercaron, idénticos a los que produjeron tanta lejanía en el más íntimo encuentro.
Se iba, su mudanza era inminente, entonces, para qué más?
Levantó la copa de vino tinto, rico, la misma marca que tomaban entonces...y se dijo: "si, tenés razón, es mejor atesorar el recuerdo de momentos maravillosos, aunque hayan sido pocos...Si, tenes razón"- repitió al momento de enjugar sus labios en el rojo vino mezclado ahora con una lágrima calentita que rodó desde su mejilla e insistió en caer al líquido.
Luego caminó hasta la cocina, buscó inútilmente cigarrillos pues hacía rato que había dejado ese habito que despuntaba su alergia, volvió a la habitación y comenzó a escribir. Carajo, otra vez comenzó a escribir: El silencio fue necesario entonces...

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