lunes, 17 de diciembre de 2007

Transportaba una caterva interminable
de sufrimientos
transitorios.
Su mente mascullaba
continuos lamentos,
solitaria, ansiosa,
apesadumbrada.
Hoy, aquí, recuerdo su
inquietud, su andar
meditabundo...
su sentir la mente
descolgada en
alambrados de púas,
irse cada vez más allá.
Al infinito.
Su rostro me presentó
el desconsuelo, la
muerte, sus dones de
hombre hambriendo,
hombre sediento,
hombre creciendo,
hombre viviendo...
De sólo recordar
¡De tan sólo recordar!
Se me consume el pensamiento.

No hay comentarios: